Pues, si justo me ha pillado la gripe los días de semana santa, por lo que me dí un hartón de leer libros, manuscritos y ver la tele.
El sábado algo más restablecida, volamos a Madrid para estar el lunes en Toledo en la presentación que José Bono hizo de La escalera del agua, de José Manuel García Marín. El acto fué en el monasterio de San Juan de los Reyes (foto) y Bono , que unas horas antes había sido propuesto por su partido como Presidente del Congreso, habló muy bien de la novela, que le gustó mucho para después enlazar con su discurso de la nación española y sus identidades, con algunas declaraciones que toda la prensa nacional ha recogido.
Decía que he leído manuscritos , algunos de ellos no pasé de la página 30, únicamnete uno me ha gustado. He leído también La huída, de Allan Folsom , que es un thriller de esos que no sueltas, con un personaje que es policía en una brigada de homicidios de Los Angeles en la que se toman la justicia por su mano hasta que el sentido del deber del protagonista hace que en una escena de persecución del asesino mueran varios compañeros y nuestro héroe tenga que desaparecer y cambiar de identidad. Estará en las librerías esta semana.
También he vuelto a leer la novela que publicaremos en dos semanas de Juan Ramón Biedma, El efecto Transilvania, que narra una intensa historia de amor adolescente en una Sevilla poblada de personajes inquietantes donde se aúnan de forma perfecta la inocencia con la maldad, el amor con la violencia, el conocimiento con la locura, con un ambiente a lo "Blade runner"
Francis P Fernández dice en la crítica que aparecerá el próximo mes en Prótesis: “El Efecto Transilvania” es una novela fantástica en su extraordinario surrealismo alucinatorio. Al punto –debo decirlo- que no leía un relato tan absolutamente genial de una pesadilla desde que hace un montón de años me enfrenté con el “Malpertuis” de Jean Ray, o con “La Hierba Roja” de Boris Vian. Tiene un punto de Lovecraft e incluso una pizca de Poe. Es rara, es extravagante, es deliciosa, está magníficamente escrita porque el autor es un preciosista con una habilidad poco común para encontrar siempre el adjetivo perfecto. Y, ante todo es auténtica, lo cual no es poca cosa enfrentados al mercadillo literario en que vivimos. Tan verdadera que no se puede explicitar ni una coma del argumento sin pervertirla"
NO ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO, ES LA VIDA.
Hace 4 años
1 comentario:
això sí que és un no parar!!!
que et recuperis, Blanca Rosa!s
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